Un estudio iconológico de los símbolos religiosos
A partir del trabajo de recopilación del fraile José Domingo Duquesne, por el año de 1795, en su valioso aporte sobre el calendario lunar y el sistema de numeración muysca (o Muyscubin), compartido con el investigador y botánico, Alexander Von Humboldt –quien lo ratificó–, este libro revela lo que hasta ahora no había sido dilucidado. Expongo que la cosmogonía y la antropogonía muysca se desenvuelven en los primeros cinco números (1-Ata, 2-Boza, 3-Mica, 4-Muihica, 5-Hysca) empleando un Principio Aditivo. Número a número se va adicionando los gestos arquetípicos de la Luna –órganos faciales en analogía con el disco lunar de su antiguo calendario–, con un propósito esencial y funcional: activar el tiempo mítico y cosmogónico. Y no olvidemos que el término Chie, más conocido como Chía, nombraba a la Luna como astro deificado, habiendo sido, a su vez, sus fases y ciclos, la base activa de su calendario.
Uno de los factores por los cuales esto no había sido descubierto antes: Las crónicas de La Conquista y La Colonia que se encargaron de desprestigiarlas deidades femeninas y esto caló en los estudios académicos posteriores, sobredimensionando el tema solar y dejando a un lado el tema lunar. El libro revela que el calendario lunar muysca y su nomenclatura son el eje para conocer su religiosidad e indagar en su Cosmogénesis; es decir, en el estudio y la secuencia de los episodios mitológicos que modelan la “Creación del mundo”.Y es aquí donde se constata que la Luna es la diosa primigenia, regidora del tiempo. Los números Muyscas van bosquejando el Rostro de la Luna, van nombrando el Rostro de la Luna, y cada número presenta una cronología, unos episodios mitológicos y un orden de aparición de los dioses.
Esto hace que la investigación en el libro se conduzca a argumentar y a exponer lo siguiente: Primero, que la conceptualización del origen de los dioses, del universo, de la vida y de la humanidad van de la mano de su antiguo sistema numérico, empezando en 1-Ata y finalizando en 5-Hysca, y en asocio simbólico con los cuatro puntos cardinales y el Quincunce (o quinto punto cardinal) que designa el centro. Segundo, que los primeros cinco números son Edades cosmogónicas que presentan una cronología: en el sistema vigesimal de 185 lunas y en el sistema decimal de 113 lunas. La hipótesis decimal nos lleva al cómputo de 666 días para cada Edad lunar y 3.333 días (nueve años lunares y cinco lunas) para las cinco Edades lunares, a sabiendas
que, tampoco para los muyscas, los símbolos numéricos no estuvieron lejos de ser símbolos astrológicos y mágico-religiosos. Para ser un poco más explícitos, recurramos a un ejemplo comparativo: Mientras la metáfora bíblica habla de 7 días que tardó Dios para “Crear” el mundo, en los Muyscas posiblemente consistió en 3.333 días para llegar a completar la “Creación”.
Tercero, que donde mejor se puede explicar y comprender el concepto gráfico de los números muyscas es en las matrices líticas muyscas y en el arte rupestre de la región cundiboyacense. Allí quedó consignado el pensamiento simbólico, geométrico, figurativo y abstracto que va decantando el orden numérico y sus interacciones. Cuarto, la figura de la rana –en lugar de la serpiente, según el mito de Bachue– es el antepasado mítico que mejor sella el origen, tanto de los dioses como de la gente, erigiéndose como: la imagen del primer tiempo (pues 1-Ata construye la unidad cosmológica: luna-agua-rana), el emblema de su calendario lunar (avatar o personificación mítica de la Luna, Chie) y la deidad protagonista (en referencia a la abuela Bague) de su cosmogonía acuática lunar. Un ejemplo es el dibujo o glifo de la cifra nueve/aca (analogía con los nueve meses de gestación), que al establecer su relación simbólica con la cifra uno/ata, permite evocar el retrato de una rana en el vientre materno.
La rana es un símbolo astral y, a su vez, inseparable del drama biológico de la gente muysca que consideró a la rana su antepasado mítico. El sentido astro-bilógico del símbolo del renacuajo, por ejemplo, que, por un lado, parece indicar el signo cero y, por el otro, construye el símbolo acuoso primordial del embrión que flota en el líquido amniótico como un pez en el agua. Si la rana es el vínculo simbólico del número uno, la figura del renacuajo sería la representación del cero. Esto según el análisis realizado a la Piedra Cosmogénica (matriz lítica que contempla el primer ciclo astronómico, según Duquesne) que contiene los símbolos de las cinco edades lunares indicando su cronología. Pero, también, al identificar los variados motivos embriológicos de la iconografía lítica muysca y del arte rupestre cundiboyacense, sin contar con la abundancia de motivos anfibios con cualidades antropomorfas.
Se diría que la simbólica Muysca referente a los números y el calendario, contempla un sinnúmeros de símbolos preñados de significación. Que esta salga a la luz, que se descubra la estructura, el valor y la función de esos símbolos, es de una importancia vital para el entendimiento de nuestra herencia milenaria y el conocimiento histórico y simbólico de la antigua cultura Muysca. De ahí que, en palabras de Jean Chevalier, “los símbolos están en el centro, son el corazón de esta vida imaginativa. Revelan los secretos del inconsciente, conducen a los resortes más ocultos de la acción, abren la mente a lo desconocido y a lo infinito”.
La interpretación del símbolo interesa a numerosas disciplinas y la presente obra atestigua que, tanto los números como el calendario, se revisten de un valor simbólico-religioso que es posible rehabilitar a partir del conocimiento y las bases históricas. La obra es un documento meticuloso en su estudio con más de 500 ilustraciones a color, gráficas con conclusiones detalladas, estudio iconográfico del acerbo plástico muysca y rupestre cundiboyacense con importantes análisis comparativos y, escrito con un lenguaje sencillo, pensado a manera de “viaje de inmersión” en los números muyscas, a través del cual invito al lector no especializado a indagar acerca de la herencia prehispánica. Es, también, un aporte académico que de seguro contribuirá a futuras investigaciones e interpretaciones.
Autor: Luz Myriam Gutiérrez Gracia
ISBN: 9789585227705
Año de Publicación: Julio de 2019
Formato: 20 x 24 cm
Carátula: Tapa dura
Número de páginas: 495